Está construido con materiales de una gran calidad y una alta precisión y es el encargado de reducir la presión que hay dentro de la botella, de manera que podamos respirar sin esfuerzo y con total naturalidad y sin tener que abrir y cerrar grifos o válvulas cada vez que respiramos. Además, a causa de la presión que durante la inmersión presiona nuestra caja torácica, necesitamos respirar el aire a una determinada presión según la profundidad a la que nos encontremos.
Puede ser de pistón o de membrana, y constan de:
- Una primera etapa, construida de una aleación de cobre cromado y es el encargado de reducir la alta presión que existe dentro de la botella a una presión intermedia. Está unida a la grifería de la botella mediante el ataque INT o DIN y tiene varias salidas, de alta presión (AP) a la que va unida el manómetro y de baja presión (BP) a la que va unida la segunda etapa.
- Una segunda etapa construida de material de cobre o en material plástico, que va unida a la primera etapa mediante un latiguillo y se encarga de reducir a presión ambiente el aire que proviene de la primera etapa colocándose entre los dientes mediante una boquilla de goma o silicona.
Como conclusión se puede decir que un buen regulador debe tener las siguientes características:
- Esfuerzo respiratorio lo más bajo posible
- Construcción sencilla
- Materiales de construcción de alta calidad
- Fiabilidad, robustez, posibilidad de piezas de recambio
- Segunda etapa con volumen y peso reducido (una segunda etapa voluminosa y demasiado pesada puede dañar los músculos de la boca en caso de uso prolongado.
Como el resto de nuestro equipo, necesita cuidados y mantenimiento. Es muy importante el lavado con agua dulce para eliminar cualquier rastro de sal o cuerpos extraños si es posible con agua tibia, sumergiéndolo un buen rato.
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